Escoger las mejores uvas. Lavarlas y secarlas con cuidado. Cortar cada rácimo en otros de 2 ó 3 uvas cada uno. Poner el agua caliente en un cacito y agregar el azúcar. Remover para disolverlo, acercar al fuego y mantener hasta conseguir un almíbar espesito.
En un cuenco, poner el azúcar molido. Sumergir rápidamente las uvas en el almíbar, cogiéndolas por los tallos y bañar las uvas en el azúcar molido, quedando bien envueltas. Colocar las uvas en una bandeja, sin amontonarlas. Llevar al horno muy flojo y mantener unos minutos para que se sequen. Refrigerar antes de servir. Pueden conservarse en nevera, pero no congelarse.