Pelar los guineos, cortarlos en rodajas y colocarlos en una cazuela refractaria, previamente engrasada con mantequilla.
Rociarlos por encima con la mantequilla restante.
Batir los huevos junto con el azúcar y la leche y verter esta mezcla sobre los guineos. Espolvorearlos con la canela e introducirlos en el horno, precalentado a 180 º C, durante 10 o 15 minutos hasta que se doren. Servirlos calientes o fríos.