Remojar el morocho en abundante agua fría durante toda la noche. Al día siguiente escurrirlo y ponerlo en una cacerola. Agregar la leche y la panela y mantener en el fuego hasta que esté suave. Si le falta líquido, añadir leche hirviendo. Agregar el azúcar y dejar espesar. Servir frío o caliente.