Calentar una cucharada de mantequilla en una sartén y, cuando esté fundida, agregar la harina, removiendo para que no se formen grumos. Incorporar medio litro de leche poco a poco, sin dejar de remover, hasta que esté bien ligado. Sazonar y seguir removiendo sin dejar que espese demasiado, agregando, si es necesario, un poco más de leche. Cuando haya cocido unos minutos, retirar del fuego y dejar enfríar.
Cocer los macarrones en abundante agua hirviendo con sal y una cucharada de aceite hasta que estén "al dente". Pasar por agua fría y escurrir. Untar una fuente de hornear con mantequilla y forrar la base con macarrones. Cubrir con tomate y formar capas sucesivas de tomate y macarrones. Cubrir la última capa de macarrones con la bechamel, espolvorear la superficie con el queso rallado y cocer a horno fuerte 5 ó 6 minutos o hasta que se dore la superficie.