Lavar las almendras y colocarlas en un cuenco con el azúcar y agua. Mezclar y dejar reposar durante 24 horas.
En el momento de hacerlas, colocarlas en un cazo de fondo grueso al fuego (lo ideal sería hacerlas en un cazo o caldero de cobre). Moverlas de vez en cuando con una cuchara de madera. Cuando se consuma un poco el agua y la espuma adquiera un color blanquecino, revolver sin parar, raspando los lados del caldero o cazo con la cuchara hasta que comiencen a secarse. Cuando estén prácticamente secas, conviene apartarlas del fuego y terminar el proceso hasta que se suelten. Volcarlas en un marmol o similar, separarlas y dejarlas enfriar. Se conservan bastante tiempo en tarros o recipientes herméticos.